Como institución privada, el coste de unirse a la comunidad RPI es elevado, con una matrícula que supera los 55.000 dólares. Esta inversión en educación viene con el peso añadido de navegar por un entorno de campus donde la política y la libertad de expresión están en el centro de los debates en curso, lo que refleja la compleja dinámica de la academia moderna.
Tras finalizar sus estudios, los graduados se encuentran con una deuda media de 20.000 dólares, una cifra desalentadora sobre todo cuando el empleo estable y remunerado en la industria cinematográfica sigue siendo difícil de alcanzar para muchos. La historia de esta prestigiosa escuela de cine es una mezcla de aspiraciones y duras verdades, que ilustra el riesgo de perseguir los sueños cinematográficos.