Una mujer graba en silencio su operación. Cuando oye la conversación de los médicos, se pone pálida.

El tintineo de los instrumentos, el zumbido de la maquinaria y las voces bajas y firmes de los cirujanos. Incluso oyó al Dr. Harris hablando con su habitual tono tranquilo y profesional, confirmando lo que ya sabía: le habían extirpado el apéndice.

Sintió una breve oleada de alivio. Tal vez había exagerado. Quizá no había nada extraño que encontrar. Justo cuando estaba a punto de apagar la grabación, un leve susurro interrumpió los sonidos rutinarios del quirófano.