Un lobo irrumpe en el hospital: una enfermera llora al ver lo que lleva en la boca

Un grito rompió el silencio, un sonido agudo y aterrador que rebotó en las paredes del pozo. Era Peter. Su grito cortó el aire, lleno de dolor y miedo. El corazón de Katie se detuvo. Casi podía sentir el aire frío y húmedo que salía del pozo y le transmitía el grito de Peter.

«¡Peter!», gritó, con voz temblorosa. «Peter, ¿estás bien? Pero sólo le respondió el silencio, denso y pesado. El pozo pareció tragarse sus palabras, dejándola con un silencio espantoso y el eco del grito de Peter en sus oídos. Se sintió impotente y su mente se agitó con las peores hipótesis.