¿Cómo había podido ser tan estúpida de intentar hacer autostop? Conocía los peligros, sobre todo para una joven sola de noche. Emily comprendió el peso de su situación a medida que avanzaba. Estaba sola, sin teléfono, en una carretera aislada en mitad de la noche. ¿Y si le ocurría algo? ¿Lo sabría alguien? Abrumada por la soledad y el miedo, Emily luchó contra las lágrimas. Sólo quería respuestas..
Kilómetro tras kilómetro, caminó en soledad. Las calles y aceras vacías no hacían más que aumentar su ansiedad. ¿Dónde estaba todo el mundo? ¿Por qué no había ni un solo coche ni una sola persona? El silencio y la quietud eran casi asfixiantes. La imaginación de Emily echó a volar con todo lo que podía salir mal. El pánico desconocido volvió a apoderarse de ella. Intentó mantener la calma, pero su paso se aceleró, impulsada tanto por el miedo como por la esperanza de que su familia pudiera encontrarle sentido a este día aterrador.