¿Qué le pasó a la chica que se quedó dormida en la playa?

Un escalofrío recorrió la espalda de Emily. Sabía exactamente lo que estaba insinuando. Sin decir una palabra más, se dio la vuelta y empezó a alejarse a toda prisa, con el corazón latiéndole con fuerza. Le oía gritar tras ella, pero no miró atrás. Prefería caminar las siete millas que le quedaban antes que subirse al camión con él. Emily se reprendió a sí misma por haber pensado siquiera en hacer autostop. Pero ahora lo único que podía hacer era seguir adelante y esperar llegar a casa antes de que él viniera a buscarla.

Emily se apresuró por la calle oscura y vacía, atreviéndose a mirar hacia atrás por encima del hombro cada pocos segundos. Aunque la camioneta hacía tiempo que se había ido, no podía deshacerse de la sensación de inquietud que se había apoderado de ella. Se rodeó con los brazos para protegerse del frío del aire nocturno e intentó calmar su acelerado corazón.