Extendió el pulgar para hacer autostop, con la esperanza de que algún amable desconocido se detuviera. Sin embargo, mientras estaba allí en el aire fresco de la noche, las calles y aceras vacías sólo amplificaron la inquietud de Emily. ¿Se lo estaba imaginando o había un silencio sospechoso en las calles? ¿Dónde estaba todo el mundo?
Emily decidió caminar despacio hacia su casa, esperando ver pasar algún coche. Seguro que tenía que haber alguien por ahí, ¿no? Y al cabo de un par de minutos, para alivio de Emily, un par de faros aparecieron a lo lejos. Su corazón se llenó de esperanza cuando el coche se acercó. Agitó el brazo frenéticamente, intentando llamar la atención del conductor. Pero el coche pasó deprisa sin aminorar la marcha, dejando a Emily sola una vez más en la calle oscura y vacía.