Su hermana casi nunca le pedía ayuda, así que cuando esa mañana le telefoneó sonando desesperada, Oliver supo que algo grave estaba pasando. Se encontraba mal y su ex marido estaba de vacaciones. A pesar de encontrarse mal, había conseguido llevar a su hija Hailey al colegio, pero ahora le estaba subiendo la fiebre y no podía volver a salir.
«¿Puedes recoger a Hailey a las tres de la tarde?», preguntó, con urgencia en la voz: «Mi médico dice que no debo salir de casa». La decepción se apoderó de Oliver; este favor significaba que ya no podría llegar temprano al lugar de la boda para prepararse. Tendría que ponerse a trabajar nada más llegar. Pero la familia era lo primero, sobre todo para su única hermana. Ocultando su decepción, accedió a recoger a Hailey.