Anna lo miró, con los ojos muy abiertos y atentos, su risa de hace unos momentos ahora sustituida por una expresión seria. «¿Qué pasa, Oliver?», preguntó.
Respirando hondo de nuevo, Oliver se sumergió de lleno. «Mira, Anna, voy a ser franco porque no hay otra forma de decirlo. Tengo razones para creer que Michael lleva una doble vida, que te engaña».