Ahora comprendía el origen de su malestar anterior. Se quedó mirando la cámara, parpadeando con incredulidad. Los novios no se daban cuenta, perdidos en su propio mundo de amor.
Mientras permanecía allí, agarrado a su cámara como a un salvavidas, Oliver se cuestionó su propio juicio. «¿He manipulado accidentalmente los ajustes? ¿Es algún tipo de fallo?» Pero en el fondo, sabía que no era así. Sus manos, normalmente tan firmes al encuadrar una toma, temblaban. Se sentía como si hubiera desenterrado un oscuro secreto que nunca debió descubrir.