A lo largo de la ruta que hacía con los novatos, había llegado a conocer a la mayoría de la gente. Algunos le hablaban y otros reconocían haberle visto. La mayoría eran amables comerciantes y, más adelante, propietarios de viviendas.
No les importaba que la policía patrullara por los alrededores, de hecho, les hacía sentirse más seguros, sobre todo con el comportamiento amistoso de Sebastián con los residentes. Algunas de las personas normales que conoció en la ruta se habían vuelto muy especiales para él.