Una chica de 18 años saluda a la policía todos los días – El día que no lo hace su instinto le dice que revise su casa

La tensión en el aire aumentaba a cada paso. La casa estaba inquietantemente silenciosa, demasiado quieta. El corazón de Sebastián latía con fuerza mientras abría puertas, miraba debajo de las camas, revisaba armarios… cualquier cosa que pudiera darle una pista. Pero no había nada. Ni rastro de la chica.

Las protestas del hombre se hicieron más fuertes a medida que Sebastian continuaba su búsqueda. «¡Estás perdiendo el tiempo! Vivo aquí solo», insistió el hombre. Pero Sebastian siguió adelante, decidido a encontrar el menor indicio de que la chica había sido real, de que había existido.