La reputación de Sebastian como policía dedicado y minucioso le había granjeado la confianza de Mark a lo largo de los años. Ambos sabían que Sebastian no era de los que actuaban por impulso, pero cuando su instinto le decía que algo iba mal, Mark sabía que iba en serio. Esta vez, la sensación era inequívoca.
Aunque era plenamente consciente de que iba contra el protocolo, Sebastián le expuso la situación a Mark: algo en la casa y en la desaparición de la chica no encajaba. Mark escuchó atentamente, confiando en los instintos de Sebastian. No tenía mucho sentido, pero Mark conocía a Sebastian lo suficiente como para creerle.