Cada crujido de las hojas y de las ramas agudizaba sus sentidos, creando una auténtica sensación de suspense a su alrededor. En su interior giraban un montón de sentimientos diferentes, todos ligados a un hecho claro: estaba en plena naturaleza, su futuro ligado al del oso.
Su mente se esforzaba por comprender la magnitud de la situación, tratando de encajar lo que era real y las cosas extrañas que estaban sucediendo. Sintió una fuerte oleada de incredulidad, su mente lógica trataba de dar sentido a la inverosímil historia que era su vida. Pero cada crujido de las hojas bajo sus pies era una clara señal de que aquello no era un sueño, sino una profunda inmersión en lo desconocido.