Un oso saluda a su familia todas las mañanas y un día su padre descubre algo sorprendente

Luka llevaba un cuarto de hora siguiendo al oso y, con cada minuto que pasaba, su hogar se alejaba más. Una creciente sensación de inquietud le crispaba los nervios y aumentaba a cada paso que se adentraba en la selva. Era dolorosamente consciente de su vulnerabilidad. Si el oso se volvía hostil de repente, no tendría ninguna posibilidad. El bosque se tragaría cualquier rastro suyo, dejando a su familia preguntándose por su misteriosa desaparición…

Una repentina oleada de miedo invadió a Luka. ¿Y si había caído ciegamente en una peligrosa trampa tendida por el oso? Gotas de sudor empezaron a salpicar su frente mientras la ansiedad se apoderaba de él. Miró desesperado a su alrededor, buscando algún indicio de familiaridad, algún punto de referencia que pudiera reconocer. Pero todo lo que encontró fueron árboles desconocidos y la inquietante quietud del bosque. La nostalgia por la comodidad de su hogar y su familia empezó a invadir la mente de Luka…