Mientras Luka vigilaba, el susurro de las hojas anunció la aproximación del oso. La figura sombría se hizo más grande, confirmando el regreso del oso, que se dirigía hacia la casa.
Escondido tras la seguridad de su sofá, Luka permaneció como un observador oculto, con cuidado de no asustar a la criatura. Sus precauciones parecieron funcionar, porque el oso se paseó por la cubierta con aire despreocupado.