Un oso saluda a su familia todas las mañanas y un día su padre descubre algo sorprendente

Sin embargo, la visión del oso le produjo una sacudida de miedo. A pesar de que Luka le había contado los sucesos del día anterior y de las historias animadas de los niños, ella no les había creído. La realidad de la presencia del oso fue una sorpresa chocante, la verdad mucho más desconcertante que cualquier cuento. Pensó que le estaban gastando una broma.

Sus hijos habían narrado el encuentro con entusiasmo, con las caras iluminadas por la emoción mientras profundizaban en cada detalle. Andrea les había seguido el juego, sin querer aguarles la fiesta. Más tarde, cuando Luka corroboró su historia, ella le confesó que su creencia no era más que una farsa en beneficio de sus hijos. Pero ahora, ante la innegable realidad de la presencia del oso, ya no había lugar para la duda o el rechazo.