El bebé soltó un suave gemido y sus pequeños puños se cerraron en señal de frustración mientras buscaba un biberón que no estaba allí. La voz de María, tranquila pero llena de preocupación, rompió el pesado silencio que había entre ellos.
«Jacob», empezó, dudando antes de continuar. «No nos queda leche de fórmula» Jacob no levantó la vista, con la mandíbula tensa. Sabía que ese momento iba a llegar, pero oírlo en voz alta lo hizo realidad.