«¿Te gusta trabajar aquí?», insistió él, realmente interesado. «Me gusta», dijo ella, sorprendiéndose a sí misma por la convicción de su voz. «No es lo que quiero hacer siempre, pero por ahora está bien. Me siento… viva, ¿sabes?»
Su mirada se suavizó aún más, un atisbo de orgullo brilló en su expresión. «Eso está bien. Te mereces ese tipo de vida» Sus palabras la conmovieron y sintió que crecía entre ellos una inesperada afinidad.