Un veterano visita a diario a una camarera en un pub: su último mensaje la deja llorando

Trabajar en el bar fue para ella un trampolín, una forma de ahorrar dinero para poder viajar algún día. Pero con el paso de los años, se encontró atrapada en una rutina: servir bebidas todos los días y soñar con un futuro que parecía alejarse cada vez más.

«Buenas noches», la saludaba James con voz suave y grave cuando se acercaba a su mesa. Sus charlas eran cortas, como las comidas que él pedía: platos sencillos y abundantes que no se parecían en nada a las comidas de lujo que ella había soñado preparar.