Sin embargo, para Mindy, la venta de la casa significaría que el misterio del garaje quedaría para siempre sin resolver. Siempre había estado ansiosa por descubrir qué había detrás de esa puerta sellada, y la idea de perder la oportunidad de explorar ese capítulo oculto de la historia de su familia la inquietaba profundamente.
Una tarde, Mindy decidió intentar una vez más entrar en el garaje, pero su madre la llamó rápidamente con tono cortante. «¿Por qué no podemos entrar?» Preguntó Mindy, con su frustración clara en la voz. «¿Cuál es el problema? Por qué siempre está prohibido?»