Cuando la luz del sol se filtraba, proyectaba sombras cambiantes sobre la superficie de la puerta, haciéndola imaginar formas y siluetas detrás de ella, tal vez trucos de la luz u objetos acumulados a lo largo de los años.
Cada leve crujido y gemido de la puerta aumentaba su curiosidad, intensificando su deseo de descubrir lo que se ocultaba en su interior. Sus dedos ansiaban levantar el pestillo y empujar la puerta para abrirla, impulsados por un deseo irresistible de descubrir los secretos que guardaba.