Después de comer, los niños salieron a su recreo habitual, entusiasmados por tener una hora de libertad al aire libre en la montaña. A Theresa le dio tiempo a recuperar el aliento, limpiar el desorden y corregir las hojas de trabajo.
Ordenó el aula, canturreando para sí misma mientras ajustaba un colorido dibujo en el tablón de anuncios. La paz y la tranquilidad eran un respiro después del caos de la mañana. Todo parecía perfectamente normal, un día más en el colegio.