Su conversación fluyó sin esfuerzo desde el principio. Jonathan era atento, le hacía preguntas que la hacían sentir vista, como si de verdad quisiera conocerla. Cuando ella le habló de su ruptura, él la tranquilizó con palabras dulces y reconfortantes, que ella agradeció profundamente.
Pasaron un par de semanas y su conexión se hizo más profunda. Jonathan propuso quedar en persona y, como ya habían hablado por FaceTime, Amelia aceptó sin dudarlo. Eligieron un bar acogedor, convenientemente cerca de su casa, lo que la hizo sentirse más segura.