Una mujer en una cita de Tinder se da cuenta demasiado tarde de que él no es quien dice ser

El corazón de Amelia latía con fuerza mientras volvía a la mesa, esperando desesperadamente que su súplica de ayuda fuera escuchada. Durante lo que le pareció una eternidad, no ocurrió nada, y el camarero no estaba a la vista. El miedo se apoderó de ella: ¿habían ignorado su grito de auxilio?

Mientras Amelia se acomodaba en su asiento, los ojos de Jonathan se entrecerraron ligeramente. Se dio cuenta de que ella recorría el bar con la mirada y su actitud cambió. Sintiendo su inquietud, se inclinó hacia ella. «Deja que te lleve a casa», insistió, con voz firme, casi exigente.