Una mujer en una cita de Tinder se da cuenta demasiado tarde de que él no es quien dice ser

«Sí, está aquí», dijo Jonathan, con la voz tensa por la urgencia. A Amelia se le cortó la respiración. Se inclinó hacia él, con el corazón palpitándole en los oídos. «Tengo que irme, creo que va a volver» Las palabras le helaron la sangre.

El pánico se apoderó de su pecho y sus pensamientos se llenaron de preguntas y miedo. ¿De qué estaba hablando? ¿Y quién estaba al otro lado de la línea? Sintió que el suelo se movía bajo sus pies y que todo lo que creía saber se teñía de un matiz siniestro.