Amelia se sintió un poco incómoda con toda la situación, pero teniendo en cuenta que ésta era sólo su segunda cita desde que terminó su relación de seis años, no le dio importancia a su malestar. Se aseguró a sí misma de que probablemente estaba dándole demasiadas vueltas a las cosas y lo atribuyó a los nervios de la primera cita.
Sin embargo, a medida que avanzaba la noche, surgió otra importante señal de alarma cuando Jonathan empezó a dirigir la conversación hacia temas profundamente personales. Mientras que algunas preguntas parecían naturales, otras eran indagatorias, demasiado cercanas a heridas que ella no estaba dispuesta a compartir.