¿Qué debía hacer? ¿Debía llamar a su madre y contárselo todo? ¿Mamá la creería? ¿Y si Mark tergiversaba la historia para que pareciera que estaba mintiendo? No sería la primera vez que él hiciera algo así.
Los pensamientos de Emily se remontaron a tres años atrás, cuando Mark entró por primera vez en sus vidas. Su madre, Linda, había acudido a él como consejero sentimental durante la recuperación de su divorcio. Emily aún recordaba cómo parecía haber conquistado a su madre, combinando sin esfuerzo el encanto con la promesa de estabilidad.