Una chica pilla a su padrastro con su amante en un café. En lugar de decírselo a mamá, ella hace algo mucho peor

Emily observó la sala, fijándose en las miradas atónitas de los colegas de Mark, los silenciosos murmullos de los invitados que intercambiaban miradas horrorizadas y el ruido de las sillas al irse la gente. Mark tropezó con sus palabras, intentando explicarse, pero fue inútil. Las pruebas eran innegables, y ningún encanto o excusa podría salvarlo ahora.

En las semanas siguientes, Mark se mudó de casa. Su negocio se vino abajo porque los clientes le retiraron su apoyo y Linda solicitó el divorcio. Emily permaneció al lado de su madre, ayudándola a reconstruir su vida. Aunque el camino fue doloroso, estaban más unidas que nunca, unidas por la resistencia y la confianza recién descubierta.