A la mañana siguiente, Mark anunció entusiasmado que toda la familia le acompañaría a la presentación de su curso. Linda estaba extasiada, rebosante de orgullo por el éxito de Mark. Emily le siguió el juego, sabiendo que era su momento de actuar. Salió brevemente de casa y regresó con un pendrive idéntico.
Llegó el día del lanzamiento y Emily se despertó con mariposas en el estómago. Mientras se dirigían al local, Mark parloteaba sobre el dinero que esperaba ganar y los estimados invitados que había convocado. Incluso presumió de la cobertura mediática. Emily se quedó callada, con la mirada fija en su bolsa de trabajo.