Un sábado por la mañana, Linda había planeado un desayuno familiar en su cafetería favorita, pero Mark no apareció. En lugar de eso, envió un escueto mensaje de texto a Linda, diciendo que trabajaría hasta tarde y que no llegaría a casa hasta la noche. Emily vio la decepción en la cara de su madre y sintió que su rabia crecía.
Aprovechando la oportunidad, Emily llamó a Stephanie y le contó el cambio de planes de Mark. Juntas, decidieron pasar a la acción. Esa tarde, se dirigieron al despacho de Mark para vigilarlo. Escondidas cerca, vieron cómo el coche de Mark permanecía aparcado fuera hasta bien entrada la noche.