Sus emociones oscilaban entre la rabia y la impotencia. Frustrado, pero prudente, Vernon decidió salir para reflexionar. Al darse cuenta de que los okupas no estaban, decidió buscar un lugar temporal donde quedarse, con la intención de volver más tarde y enfrentarse a ellos cuando regresaran.
En busca de refugio temporal, se puso en contacto con sus padres, que amablemente le ofrecieron un lugar donde quedarse. Su apoyo fue un pequeño consuelo en medio del caos que le rodeaba. Sentado en el salón de casa de sus padres, Vernon se dio cuenta de la gravedad de la situación.