El corazón de Vernon se hundió al ver el estado de su casa. El sueño de volver a la tranquilidad y la estabilidad de la vida hogareña tras su arduo servicio en Afganistán se hizo añicos justo delante de él al darse cuenta de que su casa había sido invadida por ocupantes ilegales.
Darse cuenta de que unos desconocidos habían descubierto que la casa estaba vacía y se habían aprovechado de la situación fue un trago amargo. Su espacio privado, la casa que había comprado tras años de duro trabajo y esfuerzo, estaba ahora invadido y saqueado.