Los okupas ocupan la Casa del Soldado y aprenden una costosa lección

Su césped estaba cubierto de maleza y descuidado, lo cual era extraño, ya que Vernon había contratado a contratistas para mantener su casa en orden en su ausencia. Cuando se acercó unos pasos, su mente se estremeció al ver su humilde morada.

La puerta principal colgaba entreabierta y el césped, antes perfectamente recortado, estaba cubierto de maleza y descuidado. Las ventanas estaban rotas y el patio lleno de escombros. Se le encogió el corazón al darse cuenta de la magnitud del desorden.