Un hombre encuentra una «serpiente» en su retrete – Cuando el experto la ve, susurra: «Eso no es una serpiente…»

La realidad empezó a clavarle sus dientes fríos e implacables, apartando el manto de incredulidad en el que se había envuelto. No se trataba de una broma, ni de un malentendido. Era real, mucho más real de lo que jamás hubiera imaginado.

La serpiente era algo mucho más complejo y peligroso. A medida que el terror empezaba a extenderse en su interior, se dio cuenta de que era el comienzo de algo que estaba mucho más allá de su alcance, una tormenta que estaba a punto de arrastrarle a un mundo de secretos sombríos y amenazas inminentes. Empezó a darse cuenta de la gravedad de la situación, que contrastaba con los suaves tonos del sol poniente. Aquel no era un día cualquiera, y aquella no era una serpiente cualquiera.