A menudo le resultaba difícil entablar amistades, pero con John era diferente. John y Sam eran los mejores amigos de la infancia, ya que habían ido a la misma guardería. Sus madres habían crecido en la misma ciudad.
Con John, Sam se sentía como en casa, capaz de compartir cualquier cosa. Les encantaba estar juntos. Pero John se había mudado a otra ciudad cuando sus padres se separaron. Sam echaba mucho de menos a John y nunca encontró el mismo consuelo abriéndose a nadie más.