Finalmente, esbozó una sonrisa forzada y dijo: «Sólo un plato de quesadilla. Lo compartiremos todos» Sus palabras quedaron en el aire y, por un momento, temió la reacción de la camarera. La camarera parpadeó, su cara traicionando un parpadeo de sorpresa antes de asentir secamente. «De acuerdo, entonces sólo un plato», dijo, anotándolo en su bloc.
Brianna contuvo la respiración, temiendo un comentario o más preguntas, pero no se produjo ninguna. Cuando la camarera se marchó, Brianna exhaló aliviada, aunque el calor de la vergüenza seguía enrojeciéndole la cara. Miró a Adrian y a Lucy, cuya charla entusiasmada le recordó agridulcemente lo mucho que habían confiado en ella para hacer que aquel día fuera especial.