El supuesto agente volvió a ponerse al teléfono, dándole instrucciones sobre dónde transferir el dinero. Marie, abrumada por el miedo a su nieto, siguió las instrucciones sin vacilar. Transfirió los 10.000 dólares, con el corazón encogido pero aliviada por poder ayudar a Danny.
En cuanto terminó la transferencia, se sentó, con el cuerpo tembloroso por el torrente de emociones. Rezó en silencio, con la esperanza de que su nieto estuviera a salvo y volviera pronto a casa. Pasó la hora siguiente dando vueltas por el salón, con la mente llena de preocupaciones.