una anciana de 87 años perdió los ahorros de toda su vida a manos de un estafador, pero no lo dejó escapar.

Para Marie, la devolución de sus ahorros no sólo supuso un alivio económico, sino también emocional. Al sostener el cheque, sintió que su espíritu recobraba la fuerza que había sacudido el engaño de aquella noche. Una noche, miró a Danny con ojos brillantes de orgullo y gratitud.

«No es el dinero, ¿sabes? Es saber que hay gente como tú y Alex que luchan por gente como yo», dijo suavemente, tendiéndole la mano. Danny le devolvió el apretón y compartieron un momento de comprensión.