Danny se obligó a mantener la mirada baja, pero se fijó en un hombre que parecía estar orquestando toda la operación, dando instrucciones en voz baja y autoritaria. Otro hombre leía una lista de datos personales -nombres, números de la seguridad social, direcciones- mientras tecleaba furiosamente en un ordenador.
A Danny le hirvió la sangre, pero se obligó a mantener la calma y le dio un discreto codazo a Alex. Alex, por su parte, llevaba un pequeño escáner Wi-Fi en el bolsillo. Con una rápida comprobación, encontró una red activa cerca, probablemente conectada a los ordenadores principales del edificio.