una anciana de 87 años perdió los ahorros de toda su vida a manos de un estafador, pero no lo dejó escapar.

Parecía demasiado tranquilo para ser la base de una operación de estafa activa, pero eso no hizo más que confirmar sus sospechas: los estafadores estaban utilizando este remoto lugar como tapadera. Danny apretó los puños, sintiendo una oleada tanto de excitación como de aprensión.

«Así que es ahí. Ahí es donde se esconden», murmuró, mirando la imagen del almacén que Alex había mostrado en su pantalla. La rabia silenciosa que llevaba arrastrando desde hacía días hervía a fuego lento bajo su fachada tranquila, pero se centró en la tarea que tenía entre manos. «Necesitamos un plan. Algo que no vean venir»