una anciana de 87 años perdió los ahorros de toda su vida a manos de un estafador, pero no lo dejó escapar.

Mientras revisaban las respuestas, Alex empezó a notar un patrón. Todas las llamadas de los estafadores parecían proceder del mismo prefijo. Se convencieron aún más cuando algunas víctimas recordaron haber visto pequeños reintegros desconocidos en sus extractos bancarios después de las estafas, lo que indicaba un vínculo que podían rastrear.

El descubrimiento se produjo finalmente una noche, a última hora, cuando rastreó una serie de transacciones hasta un edificio abandonado en una zona degradada del distrito industrial. El lugar les pareció extraño: un almacén destartalado, aparentemente abandonado, rodeado de alambre de espino y pintadas.