Danny apenas dormía, trabajando incansablemente con Alex, quien sugirió que se pusieran en contacto para ver si otras víctimas se presentaban con historias similares. Juntos redactaron un post y lo compartieron en Internet, detallando la experiencia de Marie y animando a otros a compartir la suya.
En pocos días empezaron a llegar historias desgarradoras de jubilados, viudas y veteranos que habían perdido sus ahorros por una voz al otro lado de la línea que sonaba igual que la de sus seres queridos o una autoridad de confianza.