una anciana de 87 años perdió los ahorros de toda su vida a manos de un estafador, pero no lo dejó escapar.

Vio cómo Danny empezaba a recopilar información: números de teléfono, datos de transferencias bancarias, cualquier cosa que pudiera ayudar a Alex a localizar a los estafadores. Su nieto estaba decidido y ella se aferró a esa esperanza, aunque el dolor por lo que había perdido seguía presente.

«Gracias, Danny», susurró, con la voz llena de gratitud y cansancio. «No sé qué haría sin ti» Danny hizo una pausa, mirándola con una tierna sonrisa. «Nunca tendrás que averiguarlo, abuela. Estoy aquí y no voy a ir a ninguna parte. Vamos a arreglar esto»