una anciana de 87 años perdió los ahorros de toda su vida a manos de un estafador, pero no lo dejó escapar.

Marie había pasado la mayor parte de su vida en la misma casa modesta enclavada en un barrio tranquilo, donde cada rincón guardaba recuerdos. Se había mudado allí hacía décadas con su marido Jim, cuando el mundo parecía no tener límites y sus sueños echaban raíces en un lugar en el que esperaban formar una familia.

Pero la vida tenía una forma de trazar caminos inesperados. Jim había fallecido casi una década antes, dejando un vacío imposible de llenar. La casa se había vuelto más silenciosa desde entonces, pero Marie encontraba consuelo en sus paredes familiares y en las rutinas diarias que le aportaban una sensación de paz.