Danny asintió con decisión, con la mente agitada por una mezcla de rabia y determinación. Sabía que tenían que actuar con rapidez y lo primero que pensó fue en ponerse en contacto con la policía. Llamó a la comisaría local y explicó la situación con toda la calma que pudo, aunque la furia de su voz era inconfundible.
El agente que estaba al otro lado de la línea le escuchó atentamente, anotando los detalles de la llamada que Marie había recibido, la imitación de la voz y la transferencia bancaria. «Comprendo que esté muy angustiado, señor», dijo el agente. «Anotaremos un informe y lo transmitiremos a nuestro departamento de fraudes. Alguien se pondrá en contacto en breve»