Un hombre pierde a su cachorro en un pantano: ¡lo que encontró después es increíble!

Juntos, finalmente pisaron la extensión pantanosa de Fenwood, con los sentidos vivos por el canto de los pájaros distantes y el remolino de niebla sobre las aguas tranquilas. Luna movió la cola con inseguridad, pero se pegó a la pierna de Marcus. En ese momento, cualquier duda persistente se desvaneció: se dio cuenta de que se enfrentarían a estos salvajes desconocidos codo con codo.

Los humedales de Fenwood recibieron a Marcus y Luna con una calidez húmeda, cada respiración espesa con la presencia del pantano. Árboles centenarios se alzaban sobre sus cabezas, barbas musgosas flotando como fantasmas. Los altos juncos susurraban suavemente, insinuando vida oculta. Marcus se sintió sobrecogido, con la cámara preparada para cualquier cosa que acechara en las sombras.