Así que, a pesar de las advertencias sobre el terreno accidentado de la región, el clima impredecible y los depredadores al acecho, decidió llevarla. Pensó que una planificación cuidadosa -un arnés resistente, provisiones adicionales y caminatas más cortas- les ayudaría a mantenerse a salvo. Pero, en realidad, no podía soportar la idea de separarse de ella.
La mañana de su partida, un torbellino de emociones invadió a Marcus. La emoción por un viaje tan esperado se mezclaba con una preocupación subyacente por Luna. Aunque parecía enérgica y curiosa, sabía que las tierras húmedas pondrían a prueba sus límites. Aun así, creía que su creciente vínculo les guiaría a través de cualquier desafío.