Un hombre pierde a su cachorro en un pantano: ¡lo que encontró después es increíble!

Emprendió una carrera frenética, con el barro succionando las botas de Marcus a cada paso. Luna se aferró a él, con los ojos muy abiertos. Los criminales gritaban maldiciones y agitaban los brazos salvajemente. Entonces, para su sorpresa, empezaron a pasar piedras en lugar de balas. Los terrones de tierra y la pizarra rota crujían en el aire.

A Marcus le dolió el hombro cuando una piedra le rozó. Se tambaleó, con los brazos luchando por mantener el equilibrio. Otra piedra le pasó rozando la cabeza. Se dio cuenta de que sus amenazas de disparar habían sido un farol. Pero su desesperación y su agresividad parecían alarmantemente auténticas.