Abuela (72) da a luz. El médico le dice: «Se lo advertí», cuando vuelve con los resultados de las pruebas

Se reprendió a sí misma por volver a caer en una espiral. Su mente había ido corriendo al peor lugar posible, saltándose todas las explicaciones razonables. Pero el miedo se aferraba a sus huesos, profundo y familiar. Aun así, asintió cuando Ashley le preguntó si se quedaría para las pruebas. Esperaría. Al menos le debía eso a su hija.

Las enfermeras la llevaron por pasillos estériles, las máquinas pitaban, las agujas pinchaban y extraños líquidos corrían por sus venas. Cuando volvió a la habitación, las paredes le daban vueltas. Pasaron horas hasta que el médico llamó a la puerta y entró. Su expresión no era de alivio, sino una mezcla de preocupación y confusión.