El médico revisó su historial y asintió lentamente. Anotó su diagnóstico anterior, la quimioterapia y la recuperación. «Haremos algunas exploraciones antes de sacar conclusiones», dijo con calma. «Dados sus antecedentes, tenemos que considerar la posibilidad de una recurrencia. Sólo quiero que estés preparada» De repente, la habitación se sintió más fría.
La compostura de Tula se quebró. «No», susurró, con la voz entrecortada. «Por favor, Ashley, llévame a casa. No puedo volver a pasar por esto» Las lágrimas se derramaron por sus mejillas mientras agarraba con fuerza la mano de su hija. «Otra vez no. No en este lugar. Sólo quiero paz. No puedo seguir así» Su voz temblaba con firmeza.